El árbol herido
La flecha zumbó en su vuelo...
Atravesó el aire, se mezcló con el viento, y siguió directo hacia su blanco perfecto.
El sonido despabiló al animal, que huyó rápidamente, y la flecha lanzada siguió y siguió
impactando en aquel gran árbol, desgarró su tronco y moviendo sus ramas
dejó caer una lluvia de flores blancas, de su herida empezaron a brotar lágrimas de dolor...
Mirta
...La tarde mustia guardó silencio en recogimiento ante el doloroso impacto.
Unos rayos de sol se filtraron entre el follaje y las flores de tan frondoso árbol, para pasar tímidamente y rozar la herida en una cálida caricia consoladora.
La alfombra blanca y perfumada pudo lucir su belleza hasta recibir al rocío vespertino que la mantuvo todavía exuberante en belleza y presencia por un buen rato. Cuando la noche desplegó su manto azulado, las flores se recogieron en si mismas para formar parte del follaje que nutriría la madre tierra...
Blanca
...Cuando la noche despliega su manto azulado, como dijo Blanca, todo es quietud y la luz se esconde infinita entre las estrellas. Sombras de dolor y abstracción, y muy cerca la espuma de un mar que lava y se lleva quejas de mudas palabras. La luna llena ilumina inmersa en la oscuridad del solemne silencio y solo la brisa tibia quedó soplando la herida que ya cierra sin más lamentos. La flecha inerte, sin vida, y de pie un nuevo árbol renaciendo vigoroso de un dolor perdonado.
Calíope
( Trabajo en conjunto)
Gracias !!
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